Porte de la planta
Porte bajo y compacto, adecuado para altas densidades de siembra en cafetales intensivos de zonas cálidas y con suelos ácidos.
El café Lempira es conocido por su elevado rendimiento y adaptabilidad a zonas cálidas y suelos ácidos, aunque requiere un trabajo agronómico riguroso debido a su susceptibilidad a la roya y otras enfermedades.

Variedad de muy alto rendimiento, adaptada para las zonas cálidas y suelos ácidos. Forma parte del grupo Catimor y fue desarrollada por el Instituto Hondureño del Café (IHCAFE) a partir de un cruce entre Híbrido de Timor y Caturra. Durante años se consideró resistente a la roya, pero evaluaciones recientes han mostrado susceptibilidad en Honduras y posiblemente en otras regiones de América.
Porte bajo y compacto, adecuado para altas densidades de siembra en cafetales intensivos de zonas cálidas y con suelos ácidos.
Brotes jóvenes de color bronce, que viran a un verde intenso a medida que las hojas se expanden. Planta de aspecto uniforme, típica de las líneas Catimor.
Granos de tamaño promedio, con calibres comerciales adecuados para café lavado estándar, aunque sin destacar por tamaños muy grandes.
El tamaño de los granos describe el calibre medio de las semillas de café de la variedad. Se expresa de forma relativa: pequeño, medio, grande o muy grande, tomando como referencia otras variedades arábicas.
Escala orientativa: pequeño · medio · grande · muy grande, con ejemplos como Maragogipe en el extremo de granos muy grandes.
El potencial de rendimiento indica la capacidad de la variedad para producir muchos kilos de café cuando recibe un manejo adecuado (nutrición, sombra, control de plagas) y se compara con otras variedades en las mismas condiciones.
Escala orientativa: Bajo · Medio · Alto · Muy alto · Desconocido.
Diseñada para lograr muy altos rendimientos en ambientes cálidos y suelos ácidos; cuando el manejo es intensivo puede superar claramente a variedades tradicionales como Caturra o Borbón.
Este indicador resume hasta dónde puede llegar la calidad en taza de la variedad cuando se cultiva dentro de su rango ideal de altitudes. Considera equilibrio, dulzor, acidez y complejidad aromática.
Escala orientativa: Muy baja · Baja · Buena · Muy buena · Excepcional · Desconocido.
La taza suele ser correcta y funcional, pensada para volumen y mezcla. En general no alcanza la complejidad de variedades de alta calidad como Borbón o SL28.
La roya del café es una enfermedad foliar causada por el hongo Hemileia vastatrix. Produce manchas amarillas y pústulas anaranjadas en las hojas, que luego se secan y caen. Una infección severa puede defoliar los cafetos y reducir fuertemente la cosecha durante varios años.
Lempira se describió inicialmente como de resistencia intermedia, pero evaluaciones recientes en Honduras han confirmado susceptibilidad a la roya, por lo que el manejo preventivo es crucial.
En zonas donde circularon nuevas razas de roya se observaron brotes severos en plantaciones de Lempira; se recomienda monitoreo y diversificación varietal.
La altitud óptima es el rango de altura donde la variedad encuentra el mejor equilibrio entre productividad, calidad de taza y sanidad (especialmente frente a roya y otras enfermedades).
Como la temperatura desciende con la altura, lo que se considera zona baja, media o alta cambia según la latitud: cerca del ecuador se necesitan altitudes mayores para lograr el mismo clima fresco que en regiones más alejadas.
Lempira está adaptada sobre todo a zonas bajas y medias, con énfasis en ambientes cálidos y suelos ácidos. De manera orientativa, se recomiendan los siguientes rangos de altitud según la latitud:
La roya reduce la superficie foliar activa de la planta y, con ello, la capacidad de producir azúcares para el desarrollo de frutos y brotes nuevos. Por eso un ataque fuerte puede afectar la producción de varias cosechas.
El rendimiento y la resistencia de Lempira se evaluaron en 23 sitios de 15 países dentro de la Prueba Internacional Multilocal de Variedades de WCR; el desempeño local depende de las razas de roya presentes en cada entorno.
Los nematodos parásitos del café (por ejemplo, Meloidogyne y Pratylenchus) atacan las raíces, causando nudos, lesiones y pérdida de raíces finas. Las plantas afectadas se ven amarillentas, con poco vigor y menor producción.
Escala típica: Resistente · Tolerante · Susceptible · Desconocido.
La antracnosis de la cereza, o coffee berry disease (CBD), es una enfermedad causada por el hongo Colletotrichum kahawae. Afecta principalmente a frutos verdes en desarrollo, donde produce manchas oscuras hundidas que pueden llegar a secar y “momificar” las cerezas.
En contextos donde la CBD está presente, se requiere monitoreo constante y manejo integrado para reducir su impacto.
Este dato indica en qué año después de la siembra se espera la primera cosecha comercial razonable. Aunque una variedad pueda dar algo de fruta antes, la plena producción suele alcanzarse unos años más tarde.
Lempira es el resultado de un cruce entre Híbrido de Timor 832/1 y Caturra. La selección de pedigrí fue realizada en el marco de programas de mejoramiento de PROMECAFE y posteriormente por el Instituto Hondureño del Café (IHCAFE). Pertenece al grupo de cafés Catimor y es muy similar a la variedad Costa Rica 95. Se desarrolló para ofrecer altos rendimientos en zonas cálidas con suelos ácidos y alta saturación de aluminio, combinando la rusticidad del Híbrido de Timor con el porte compacto de Caturra. Estudios recientes sobre la roya han llevado a reevaluar su nivel de resistencia, por lo que la elección de Lempira debe ir acompañada de una estrategia de manejo sanitario y de diversificación varietal.

Lempira es, hoy por hoy, la variedad “de batalla” más famosa de Honduras. Durante años fue casi sinónimo de café hondureño: alta producción, bien adaptada al calor, cómoda en suelos ácidos… y, en teoría, resistente a la roya.
Digo “en teoría” porque esa parte cambió, y bastante, pero vamos por partes.
Lempira es una variedad de Coffea arabica creada para las condiciones específicas de Honduras. No apareció sola en una finca perdida: fue desarrollada por el Instituto Hondureño del Café (IHCAFE) a partir de un cruce muy concreto:
Híbrido de Timor 832/1 x Caturra.
Eso la coloca dentro del grupo Catimor (arábicas con genes de canephora vía Híbrido de Timor), igual que otras variedades como Costa Rica 95, con la que comparte prácticamente el mismo origen genético.
En términos simples: Caturra aporta el porte bajo y la compacidad, el Híbrido de Timor aporta la resistencia a roya original y parte del vigor. El resultado es una planta pequeña, muy productiva y adaptada a zonas cálidas y suelos ácidos ricos en aluminio, justo el tipo de terreno que abunda en muchos cafetales hondureños.
Durante años, Lempira fue la gran apuesta del país. Al combinar alto rendimiento con resistencia a las razas de roya conocidas entonces (I y II), se plantó de forma masiva tras las primeras crisis de la enfermedad.
Llegó a ocupar un porcentaje enorme del parque cafetero: buena parte de las fincas “resistentes a roya” eran, en realidad, Lempira, Parainema o IHCAFE 90.
El problema llegó cuando aparecieron nuevas razas de roya capaces de romper esa resistencia. A partir de 2016–2017, IHCAFE documenta que Lempira pasa de ser la niña bonita de la resistencia a aparecer, estadísticamente, como variedad susceptible en los monitoreos nacionales: más de la mitad de las fincas muestreadas y un porcentaje muy alto de las catalogadas como “susceptibles” llevaban Lempira en campo.
Hoy se la considera una variedad de alto rendimiento adaptada a zonas cálidas, pero ya no se vende como “blindada” frente a la roya. Agronómicamente sigue siendo muy útil (sobre todo en suelos ácidos y a alturas medias donde otras variedades sufren más), pero exige un manejo fitosanitario serio.
En el siguiente apartado entraremos en esa parte más práctica: cómo es la planta, qué altitud y suelos le van bien y qué nivel de producción se puede esperar cuando se le da todo lo que pide.
Lempira está diseñado para un tipo de finca muy concreto: calor, suelos ácidos y necesidad de muchos kilos por hectárea. A partir de ahí se entiende casi todo.
Una planta compacta y funcional, diseñada para zonas medias-bajas (700-1.600 msnm) y altas densidades de siembra.
Es una planta de porte bajo y compacto, heredado de Caturra. No hablamos de un árbol alto tipo Mundo Novo, sino de un cafeto pensado para:
Los brotes nuevos tienen un color bronce muy característico, típico de muchos Catimor, y el grano es de tamaño medio, adecuado para comercio estándar. No es una variedad “show” en morfología, es funcional: pequeña, cerrada y hecha para producir.
Uno de los motivos por los que Lempira se plantó tanto en Honduras es su adaptabilidad a altitudes bajas y medias donde otras variedades sufren más.
La franja típica de cultivo se mueve entre los 700 y los 1.600 m s. n. m., según la latitud. Por debajo de esos 700 m la calidad sensorial cae con fuerza; por encima de 1.600 m hay otras variedades que suelen ofrecer mejor taza con un riesgo sanitario similar.
En cuanto a clima, Lempira funciona bien en:
No está pensado para la parte más fría y alta de la montaña, sino para ese cinturón medio donde hace calor, la roya está cómoda… y el productor necesita una planta que aguante y produzca.
Otro punto clave es el suelo. Lempira muestra muy buen comportamiento en suelos ácidos y ricos en aluminio, condición bastante habitual en muchas zonas cafeteras hondureñas.
Donde otras variedades empiezan a resentirse por toxicidad de aluminio y baja saturación de bases, Lempira sigue funcionando siempre que:
No es que “no necesite fertilización” (al contrario, es exigente), pero sí tolera condiciones químicas del suelo donde otras líneas se vienen abajo.
Por su porte bajo y compacto, se recomienda trabajar con densidades altas:
Eso permite compensar en parte los riesgos productivos ligados a enfermedades: si cada planta produce bien y hay muchas por hectárea, el volumen total puede ser muy alto.
La otra cara de esa moneda es la nutrición:
En la práctica, esto significa abonados frecuentes y ajustados a análisis de suelo, sobre todo en fase de llenado de grano. Si se recorta demasiado en fertilizante, la planta lo acusa pronto: menos vigor, menor carga y un parque de árboles más vulnerable a roya, ojo de gallo y compañía.
En condiciones para las que fue pensado (altitud adecuada, suelos ácidos manejados, fertilización decente), Lempira ofrece rendimientos muy altos para ser arábica.
No hay una cifra única porque varía mucho según región y manejo, pero en los ensayos y fincas bien llevadas suele situarse claramente por encima de variedades tradicionales como Typica o Borbón y en la línea alta del grupo Catimor.
Ese fue el gran argumento a favor de Lempira durante años:
y, mientras la roya respetó, una de las opciones más seguras del país.
Lo que ha cambiado es la parte sanitaria, no la base agronómica. Y eso es justo lo que toca ver en el siguiente apartado: cómo pasó de presentarse como “resistente a roya” a estar en la lista de variedades susceptibles y qué implica eso en el día a día de la finca.
Durante años, Lempira se vendió como lo que mucha gente necesitaba oír: “resistente a la roya”. Era cierto… hasta que dejó de serlo.
Además de la roya, Lempira enfrenta amenazas serias en el suelo y el fruto, exigiendo un plan de manejo riguroso en zonas húmedas.
Lempira nace como Catimor precisamente para eso: aprovechar la resistencia a roya del Híbrido de Timor 832/1 combinada con el porte bajo de Caturra. En su momento, soportaba bien las razas de roya I y II, y por eso IHCAFE la impulsó con fuerza como variedad “segura” tras las primeras oleadas de la enfermedad.
El giro llega alrededor de 2016–2017. Técnicos de IHCAFE empiezan a detectar niveles importantes de roya en plantaciones de Lempira que, en teoría, tendrían que estar protegidas. Los boletines fitosanitarios de 2017 son muy claros:
La explicación no era “mala semilla” ni “mal manejo”, sino la aparición de nuevas razas de Hemileia vastatrix con capacidad para romper los genes de resistencia de Lempira, IHCAFE 90 y Parainema en varias zonas del país. IHCAFE y medios regionales lo confirman: se detecta un “nuevo tipo de roya” primero en Olancho y El Paraíso, y luego extendida a buena parte de las regiones cafetaleras.
World Coffee Research lo resume sin rodeos en 2017: Lempira ya no puede considerarse resistente a la roya del café.
Desde entonces, en el catálogo de variedades y en los manuales técnicos más recientes, Lempira aparece claramente como susceptible a roya, igual que muchas otras variedades mejoradas cuya resistencia vertical ha sido superada.
El problema no se limita a la roya. Según el catálogo de variedades de World Coffee Research, Lempira también es:
En suelos muy ligeros o ya cansados, la combinación de nematodos + estrés por roya es letal: raíces dañadas, árboles debilitados y caída rápida del rendimiento.
En campo, los técnicos de IHCAFE también señalan problemas frecuentes con ojo de gallo y otras manchas foliares en ambientes húmedos, sobre todo cuando se juntan:
En la práctica, cultivar Lempira hoy significa asumir que:
Por eso, aunque Lempira sigue muy presente en el parque cafetero hondureño, muchos planes de renovación actuales están orientando a los productores hacia materiales más nuevos y con resistencia aún vigente, o hacia sistemas que mezclan Lempira con otras variedades para no depender de un solo material.
La Lempira sigue siendo productiva y bien adaptada al calor y a suelos ácidos, pero dejó de ser la apuesta “tranquila” que fue en su día. Hoy solo tiene sentido si el productor acepta que va unida a una gestión intensiva de sanidad, y si hay una razón clara para mantenerla frente a otras opciones más recientes.
En taza, Lempira no es una diva, pero tampoco es un café plano. Juega en la liga de los Catimor bien trabajados: correcto, estable y capaz de sorprender cuando se junta buena altitud, buen proceso y buen tueste.
Cuando viene de zonas medias-altas de Honduras, con manejo decente, suele dar un café con:
En filtros limpios (V60, Kalita, Melitta) puede ofrecer una taza agradable, fácil de beber, sin aristas raras: lo típico que gusta a quien quiere “un buen café” sin ponerse a buscar notas exóticas. En espresso, si el tueste no se pasa de rosca, entrega esa combinación que muchas cafeterías buscan: café dulce, con cuerpo y acidez controlada, perfecto para tomarse solo o con leche.
No es una «diva» exótica, sino un café sólido. Destaca por su cuerpo medio-alto y dulzor clásico (panela/caramelo), con una acidez suave que lo hace ideal para Espresso.
¿Puede competir con una buena Pacamara o una Parainema top de altura?
En general no, pero ésa tampoco es su guerra. Su papel ha sido más bien sostener el volumen del café hondureño con una calidad decente, y cuando se trabaja con cariño puede entrar sin complejos en el rango de la especialidad “cotidiana”: cafés de 82–84 puntos que se disfrutan a diario, no solo en catas.
Para el productor, Lempira puede seguir teniendo sitio cuando se dan varias condiciones a la vez:
En ese escenario, puede seguir siendo una herramienta útil, sobre todo si se combina con otras variedades para no tener toda la finca apostada a un solo material.
Desde el lado del tostador o del consumidor, tiene sentido fijarse en Lempira cuando:
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