Como el océano que le da nombre, este café invita a la tranquilidad.
Una taza serena, sin sobresaltos ni prisas. Libre de cafeína y de químicos, mantiene intacto su el sabor dulce propios del café brasileño, pero con una suavidad que recuerda al vaivén de las olas.
Si el océano Pacífico pudiera convertirse en café… probablemente sabría así.
OPCIONES
Este producto tiene múltiples variantes. Las opciones se pueden elegir en la página de producto
Una planta compacta con buen potencial de rendimiento y de calidad estándar
en Centroamérica. Fue desarrollada a partir de un cruce entre Mundo Novo y
Caturra por el Instituto Agronômico de Campinas (IAC) y, aunque es muy
productiva, presenta una alta susceptibilidad a la roya del cafeto.
Porte bajo/compactoBuen rendimientoMuy susceptible a la roya
Porte de la planta
Porte bajo y compacto, similar a Caturra pero algo menos denso. Facilita
la cosecha manual y la aplicación de insumos, y se presta a sistemas de
alta densidad de siembra.
Brotes y follaje
Brotes jóvenes de color verde. Planta vigorosa, de copa relativamente
cerrada, que se adapta bien a sistemas intensivos y a pleno sol cuando
recibe buena nutrición.
Tamaño de los granos
Granos de tamaño promedio, con calibres típicos de cafés lavados de la
familia Borbón–Típica.
El tamaño de los granos describe el calibre medio de las semillas de
café de la variedad. Se expresa de forma relativa: pequeño, medio,
grande o muy grande, tomando como referencia otras variedades arábicas.
Escala orientativa:
pequeño · medio · grande · muy grande, con ejemplos como Maragogipe en
el extremo de granos muy grandes.
Potencial de rendimiento
Medio
El potencial de rendimiento indica la capacidad de la variedad para
producir muchos kilos de café cuando recibe un manejo adecuado
(nutrición, sombra, control de plagas) y se compara con otras
variedades en las mismas condiciones.
Escala orientativa:
Bajo · Medio · Alto · Muy alto · Desconocido.
Aunque en Brasil algunas líneas de Catuaí pueden ser muy productivas, en
estudios de Centroamérica su rendimiento promedio es similar al de
Caturra bajo manejo comparable.
Calidad potencial en altura
Buena
Este indicador resume hasta dónde puede llegar la calidad en taza de la
variedad cuando se cultiva dentro de su rango ideal de altitudes.
Considera equilibrio, dulzor, acidez y complejidad aromática.
Escala orientativa:
Muy baja · Baja · Buena · Muy buena · Excepcional · Desconocido.
Buena calidad de taza en altura, aunque normalmente se considera un café
“estándar” más que un origen de perfil excepcional.
Resistencia a la roya
Muy baja / susceptible
La roya del café es una enfermedad foliar causada por el hongo
Hemileia vastatrix. Produce manchas amarillas y pústulas
anaranjadas en las hojas, que luego se secan y caen. Una infección
severa puede defoliar los cafetos y reducir fuertemente la cosecha
durante varios años.
Catuaí presenta baja resistencia o franca susceptibilidad a la roya,
por lo que requiere programas intensivos de manejo en regiones con alta
presión de la enfermedad.
El desempeño frente a roya y la productividad de Catuaí se evaluaron en
23 sitios de 15 países como parte de la Prueba Internacional Multilocal
de Variedades de WCR, mostrando variaciones según las razas del hongo
presentes en cada entorno.
Altitud recomendada
La altitud óptima es el rango de altura donde la variedad encuentra el
mejor equilibrio entre productividad, calidad de taza y sanidad
(especialmente frente a roya y otras enfermedades).
Como la temperatura desciende con la altura, lo que se considera zona
baja, media o alta cambia según la latitud: cerca del ecuador se
necesitan altitudes mayores para lograr el mismo clima fresco que en
regiones más alejadas.
Catuaí se considera una variedad de altitud alta. Muestra su mejor
comportamiento en zonas frescas de montaña con buena radiación solar y
manejo nutricional intensivo.
5°N – 5°S>1200 m
5–15°N / 5–15°S>1000 m
>15°N / >15°S>800 m
Sanidad
Roya del cafeto
:
baja resistencia / susceptible; la roya es uno de los principales
factores limitantes para Catuaí en muchas regiones.
La roya reduce la superficie foliar activa de la planta y, con ello,
la capacidad de producir azúcares para el desarrollo de frutos y
brotes nuevos. Por eso un ataque fuerte puede afectar la producción
de varias cosechas.
El comportamiento frente a roya varía según la raza del hongo y las
condiciones locales; los ensayos multilocales de WCR muestran que
el rendimiento puede caer notablemente en entornos de alta presión
de la enfermedad.
Nematodos
:
susceptible.
Los nematodos parásitos del café (por ejemplo, Meloidogyne
y Pratylenchus) atacan las raíces, causando nudos,
lesiones y pérdida de raíces finas. Las plantas afectadas se ven
amarillentas, con poco vigor y menor producción.
La antracnosis de la cereza, o coffee berry disease (CBD), es una
enfermedad causada por el hongo Colletotrichum kahawae.
Afecta principalmente a frutos verdes en desarrollo, donde produce
manchas oscuras hundidas que pueden llegar a secar y “momificar”
las cerezas.
En regiones donde la CBD está presente, el uso de Catuaí exige
vigilancia constante y manejo integrado de la enfermedad.
Agronomía
Primera cosecha
:
a partir del año 3.
Este dato indica en qué año después de la siembra se espera la
primera cosecha comercial razonable. Aunque una variedad pueda dar
algo de fruta antes, la plena producción suele alcanzarse unos años
más tarde.
Maduración de la fruta:
promedio.
Requerimientos nutricionales:
altos; responde bien a una fertilización intensiva y a un manejo
tecnificado, especialmente en sistemas a pleno sol.
Rendimiento de cereza a pergamino:
promedio.
Densidad de siembra:
5000–6000 árboles/ha con poda de un solo tallo vertical, aprovechando
su porte bajo/compacto.
Notas agronómicas adicionales:
el rendimiento y la resistencia a la roya de Catuaí se evaluaron en 23
sitios de 15 países dentro de la Prueba Internacional Multilocal de
Variedades de WCR; el rendimiento local puede variar según las razas de
roya presentes. Su pequeña estatura facilitó la intensificación del
cultivo a pleno sol en Centroamérica durante los años setenta y
ochenta.
Background
Grupo genético
Grupo Borbón–Típica (Borbón y Típica relacionadas).
Cruce
Mundo Novo × Caturra.
Obtentor
Instituto Agronômico (IAC), Brasil.
Catuaí es el resultado de un cruce entre Mundo Novo (de alta
productividad) y la variedad enana Caturra, realizado por el Instituto
Agronômico de Campinas (IAC) en Brasil. El cruce inicial (Caturra amarillo
× Mundo Novo) se hizo en 1949 y se denominó H-2077. Tras varias
generaciones de selección de pedigrí, la variedad se lanzó comercialmente
en Brasil en 1972. Su porte bajo, combinado con buen vigor y producción,
permitió plantar a densidades muy superiores a las de Borbón, facilitando
el manejo y la aplicación de tratamientos fitosanitarios. En Brasil se
desarrollaron múltiples líneas de Catuaí, algunas especialmente
productivas; las líneas introducidas en Centroamérica parecen, en cambio,
tener rendimientos similares a Caturra según estudios en Honduras y Costa
Rica. Catuaí se introdujo en Honduras en 1979 (liberada en 1983) y en
Costa Rica en 1985, y hoy representa una parte importante de la producción
en estos países y en Guatemala. Su pequeña estatura, apta para altas
densidades y cosecha más eficiente, contribuyó a la intensificación del
cultivo de café a pleno sol en América Central en los años setenta y
ochenta. Variedades emparentadas, como Garnica en México, comparten el
mismo origen básico Mundo Novo × Caturra.
Qué es la variedad de café Catuaí y cómo se creó
A finales de los años 40, en el Instituto Agronômico de Campinas (IAC) en Brasil, se pusieron un objetivo muy concreto: juntar en una sola planta el músculo productivo de Mundo Novo con el porte bajo y manejable de Caturra Amarillo.
De ese cruce, realizado en 1949, nació el híbrido H-2077, que durante años fue afinado generación tras generación hasta convertirse en algo estable, coherente y plantable a gran escala.
En 1972, ese material sale al mundo con el nombre que hoy conocemos: Catuaí, del guaraní “muy bueno”.
El concepto era claro: un cafeto bajo, compacto, vigoroso y muy productivo, que permitiera sembrar muchas más plantas por hectárea que un Borbón tradicional y que, además, fuese cómodo de podar y cosechar, incluso en sistemas mecanizados. A partir de ahí aparecen las dos caras más conocidas, Catuaí Rojo y Catuaí Amarillo, y luego un montón de líneas locales seleccionadas en distintos países.
Brasil lo adopta rápido porque encaja como un guante con su modelo: plantaciones densas, mucha productividad y, cada vez más, mecanización. Desde ahí empieza a saltar a otros orígenes.
En Guatemala ya estaba presente en torno a 1970 y hoy ronda aproximadamente un quinto de la producción nacional.
En Honduras se prueba a finales de los 70 y se lanza comercialmente en 1983; durante un tiempo, prácticamente la mitad del arábica del país era Catuaí.
En Costa Rica entra en 1985 y sus descendientes se repartieron por buena parte de las zonas cafetaleras tecnificadas.
Su estatura baja, la posibilidad de sembrarlo muy junto y la facilidad para cosecharlo hicieron que esta variedad se convirtiera en uno de los motores de la intensificación del café a pleno sol en los 70 y 80: más plantas, más kilos, más eficiencia por hectárea. Mientras la roya no apretó demasiado, el modelo funcionó muy bien para muchos productores.
Hoy ya no es la novedad de hace décadas, pero sigue siendo una pieza central en Brasil y en buena parte de Centroamérica. Para entender por qué se mantiene, toca bajar al terreno: cómo es realmente la planta, qué rendimiento da y qué exige para estar a la altura.
Características agronómicas de Catuaí: planta compacta, finca intensa
Diseñada para una cosa muy concreta: exprimir cada metro cuadrado de finca. Toda su arquitectura va en esa dirección.
Perfil Agronómico: Catuaí
Arquitectura para la Intensificación
🚜
Máquina de Densidad
Su porte compacto no solo permite 6,000 plantas/ha, sino que facilita la mecanización y la cosecha eficiente.
Diseñada para exprimir cada metro cuadrado. Ofrece rendimientos sólidos en altura, pero exige una nutrición impecable para no agotarse.
Entrada en producción: ~3 años. Rendimiento estable medio-alto.
Porte y estructura de la planta
Es una planta de porte bajo y compacto, algo menos “apelmazada” que Caturra, pero claramente en la misma familia de enanas productivas. Crece poco en altura, ramifica bien y mantiene una copa recogida que facilita la poda, la recolección y el manejo en laderas o en fincas mecanizadas.
Los brotes tiernos son de color verde, las hojas de tamaño medio y el grano también, sin rarezas morfológicas. La gracia no está en cómo se ve, sino en lo que permite hacer: árboles bajos, accesibles y listos para trabajar en siembras muy densas sin que la finca se convierta en una selva imposible de entrar.
Altitud y condiciones
Esta variedad puede producir en muchas franjas, pero se defiende mejor en altitud media y alta, donde las temperaturas son más moderadas y la planta no va tan forzada.
En esas condiciones, además de kilos, empieza a aparecer una taza más limpia y equilibrada.
En zonas más bajas y calurosas, el árbol sigue dando producción, pero la calidad se resiente y la presión de enfermedades sube. De ahí que, en Centroamérica, se haya usado mucho en zonas de montaña con buen acceso técnico, y en Brasil en regiones donde el clima permite jugar con densidad y mecanización sin freír la planta.
Rendimiento y entrada en producción
En potencial de rendimiento, se mueve en un nivel medio–alto para ser arábica tradicional. No es un monstruo tipo híbrido F1 moderno, pero comparado con Borbón o Typica aguanta muy bien la comparación.
La planta suele entrar en primera cosecha comercial alrededor del año 3, con una maduración de fruto “media”, ni especialmente temprana ni exageradamente tardía. El rendimiento cereza → pergamino es “normal”, sin castigos raros: si hay buena carga, hay café vendible.
La clave está en que, al ser compacta, puedes compensar cualquier limitación de producción por árbol con más árboles por hectárea.
Densidad de siembra y lo que pide en nutrición
Este es su terreno favorito: siembras densas. Con manejo a un solo tallo, lo habitual es trabajar en rangos de 5.000–6.000 plantas por hectárea, algo impensable con variedades de porte alto. Eso facilita:
aprovechar mejor el terreno,
organizar la cosecha de forma más eficiente,
y, en Brasil, mecanizar sin demasiados dramas.
El precio a pagar es claro: requerimientos nutricionales altos. Tanta planta en tan poco espacio significa que el suelo se agota rápido si no se repone lo que se extrae. Responde muy bien al encalado, a los planes de fertilización bien hechos y a los ajustes finos según análisis de suelo; cuando se recorta demasiado en abono, el castigo llega en forma de menor vigor, menos floración y más sensibilidad a enfermedades.
Como planta, es una herramienta de intensificación. Compacto, manejable, capaz de producir mucho… siempre que tengas claro que no vive del aire y que hay que acompañarlo con buena nutrición y podas serias.
Susceptibilidad a roya y otras enfermedades: hasta dónde aguanta
Pues digamos que está diseñada para producir mucho, no para resistirlo todo. Y en cuanto entran en juego la roya y compañía, se le ven bastante las costuras.
La ficha es clara: muy alta susceptibilidad a la roya, y también vulnerable a antracnosis de la cereza y nematodos. Traducido: si el entorno es cálido, húmedo y con poco manejo, la Catuaí es de las primeras variedades en sufrir.
Sanidad: La Brecha del Manejo
Diseñada para producir, no para resistir
⚠️ Cero Resistencia Genética
Al no tener genes de Robusta, la Roya entra sin barreras si no hay fungicidas.
Su alta densidad y falta de defensas la vuelven un blanco fácil. Sin embargo, su éxito depende radicalmente de dónde se plante.
🇧🇷 Modelo Brasil
Mecanización + Insumos constantes = Manejable. Sigue siendo líder.
🌎 Centroamérica
Clima variable + Menos presupuesto = Alto Riesgo. En sustitución.
El choque con la roya
En teoría, tenía todo para ser “la” variedad: porte bajo, mucha planta por hectárea, buena respuesta a fertilización… pero sin ningún gen de robusta en su árbol genealógico. Es decir, cero resistencia genética a la roya.
Mientras la presión de la enfermedad era baja o se controlaba bien con fungicidas y manejo, el sistema aguantaba. Pero en Centroamérica y Colombia, con:
climas más variables,
menos mecanización,
y presupuestos ajustados para insumos,
la realidad es que la roya se lo come vivo si no hay un programa serio detrás. De ahí que muchos productores hayan ido sustituyéndolo por híbridos más resistentes o lo hayan dejado solo en las zonas más altas y frescas.
En Brasil la película es distinta: clima más estable, mucha mecanización, mejor acceso a insumos y técnicos. Allí, con buenas prácticas agronómicas y fungicidas aplicados a tiempo, la roya es un problema, pero no un desastre estructural. Por eso Catuaí sigue teniendo tanto peso en el parque cafetero brasileño, mientras que en Centroamérica su protagonismo se ha ido diluyendo.
Hongos de cereza y nematodos: el desgaste silencioso
Además de la roya, es susceptible a enfermedades de la cereza (como la antracnosis) y a nematodos del nudo de la raíz.
En suelos cansados, arenosos o mal manejados, los nematodos dañan el sistema radicular, la planta pierde vigor, se estresa más… y todo eso la deja todavía más expuesta a la roya y otros hongos. Es el típico círculo vicioso: menos raíces sanas, menos absorción de nutrientes, menos defensas, más enfermedad.
Si a eso le sumas plantaciones muy densas, poca ventilación en la copa y nutrición justa, tienes el cóctel perfecto para que Catuaí pase de “variedad productiva” a “variedad problemática” en pocos años.
Entonces, ¿en qué tipo de finca sigue teniendo sentido Catuaí?
Con este panorama, no es una variedad para todo el mundo. Tiene lógica en fincas que cumplen, más o menos, este perfil:
Altitud media o alta, donde las temperaturas bajan un poco y la roya avanza más despacio.
Capacidad de invertir en manejo: fertilización seria, podas, control de sombra, fungicidas cuando toca.
Modelos donde la mecanización o la eficiencia por hectárea importan mucho: plantaciones densas, cosecha organizada, postcosecha dimensionada para entradas escalonadas de café.
Esta variedad es, en ese campo una herramienta muy competitiva: planta baja, alta densidad, producción sólida y una taza más que digna si la altitud acompaña.
En cambio, en:
zonas bajas, muy húmedas y calientes,
con poco presupuesto para insumos,
y sin capacidad de hacer un buen seguimiento sanitario,
La catuaí suele convertirse en un foco constante de problemas. En esos contextos, muchos productores han preferido pasarse a materiales con algo de resistencia genética, aunque haya que sacrificar un poco de finura en taza.
Funciona muy bien como variedad de intensificación para fincas que pueden y quieren manejarla en serio. Donde no hay margen para ese nivel de manejo, su fragilidad frente a la roya pesa bastante más que todas sus ventajas.
Perfil de sabor del Catuaí: qué puedes esperar en la taza
Sabemos que intervienen muchos factores, pero en general esto es lo que hemos observado en nuestras catas de la variedad catuai.
Acidez de media a media-baja, bastante limpia;
Cuerpo medio o medio-alto;
y un dulzor claro que tira a chocolate, caramelo, azúcar caramelizada, miel y frutos secos suaves (almendra, nuez, avellana). A veces aparecen especias suaves tipo nuez moscada o hierba dulce, sobre todo en cafés brasileños bien trabajados.
Perfil Sensorial: Catuaí
«Goloso, Estable y Versátil»
El favorito del día a día. Un perfil redondo dominado por el dulzor a chocolate y caramelo, con cuerpo medio-alto y una acidez limpia que nunca agrede.
En Brasil, donde abundan los procesos naturales y honey, el Catuaí saca pecho en cuerpo y dulzor: tazas densas, achocolatadas, con acidez baja pero agradable y un fondo de frutos secos y azúcar moreno que funciona de maravilla para espresso y mezclas.
Es el típico café que “sabe a café”, pero con un punto extra de calidad que se nota aunque no seas catador.
En Centroamérica, y en orígenes donde se cultiva más alto y se trabaja lavado o honey limpio, el perfil cambia: la acidez sube un peldaño, se vuelve más brillante, aparecen cítricos maduros, manzana, frutas amarillas y un dulzor más ligero, tipo miel clara o panela. Sigue siendo un café amable y accesible, pero con más chispa y más juego en filtro.
Sobre el color de la cereza (Catuaí rojo vs Catuaí amarillo), la teoría romántica dice que el rojo da más cuerpo y el amarillo algo más de ligereza. En la práctica, la diferencia se diluye bastante frente a factores como la altitud, el clima y el proceso. Lo que se nota, sobre todo, es cómo y dónde se ha cultivado y qué se ha hecho luego en beneficio y secado.
¿Dónde brilla más Catuaí?
En espresso y en mezclas base, es un seguro: crema decente, mucho dulzor, acidez controlada y un perfil que aguanta leche sin desaparecer. En filtro, con tueste medio o medio-ligero y buena altura de origen, puede dar tazas muy agradables, equilibradas y fáciles de repetir cada mañana sin cansar.
No es la variedad que se lleva todos los titulares en campeonatos, pero sí una de las que más silenciosamente llenan tazas en medio mundo. Cuando veas “Catuaí” en la etiqueta y venga de buena altitud, lo lógico es esperar exactamente eso: un café dulce, redondo y muy bebible, que quizá no grite, pero sí invita a terminar la taza… y a servirse otra.