Día internacional del café: Una Celebración Mundial

Si te gusta tanto el café como a mí, sabrás que el 1 de octubre no es un día cualquiera. Es el Día Internacional del Café, un día que, sinceramente, deberíamos celebrar con una taza (o dos, no hay juicio aquí).

Este día no es solo una excusa para que los cafeteros de corazón como nosotros nos demos un gustito extra, sino que también sirve para reflexionar un poco sobre todo el trabajo que hay detrás de cada grano.

Porque sí, aunque no lo parezca, hay muchas manos trabajando para que ese café llegue hasta lí.

Los lemas que te hacen pensar (y tomarte otro café)

Cada año, el día del café tiene su propio lema inspirador. Y no es solo por adornar la fecha, estos lemas son la manera en que la industria nos recuerda que el café, por muy delicioso que sea, no crece en la esquina.

Desde la sostenibilidad hasta la equidad en la cadena de producción, los lemas buscan que te pares un segundo entre café y café, y pienses en la gente que hace todo esto posible.

Porque disfrutar de tu café sabiendo que estás apoyando algo más grande hace que sepa mucho mejor.

El mundo del café está de fiesta

Aunque el Día Internacional del Café es la estrella del show, hay otras fechas que también merecen una mención (y una taza, por supuesto).

¿Sabías que también hay un Día del Barista?

Exacto, esa gente que hace malabares con la espuma y siempre consigue que tu latte esté perfecto. Y no podemos olvidar el papel de las mujeres en la caficultura, un tema que está tomando cada vez más protagonismo.

Mujeres y Café: Mucho más que un dúo dinámico

día de la mujer cafetera

Aunque no hay un día oficial solo para las mujeres del café, el 1 de octubre se ha convertido en una oportunidad perfecta para reconocer su enorme contribución.

Y ojo, porque no estamos hablando de poca cosa. En Colombia, por ejemplo, casi el 30% de la caficultura está en manos femeninas. Y no solo cultivan, también lideran la producción de cafés de especialidad, están rompiendo barreras en el mundo del barismo, y hasta son expertas en catación.

Vamos, que sin ellas, la mitad de nosotros estaríamos sufriendo sin nuestro café perfecto.

Empresas como Nespresso y la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia aprovechan esta fecha para rendirles homenaje, y no es para menos. Su trabajo mantiene en pie esta industria que tanto amamos, y lo hacen demostrando que el café no es cosa de hombres, ni mucho menos.

El Día Internacional del Barista: Un Tributo a la Pasión y Profesionalismo

día del barista

El 1 de abril no es solo una fecha cualquiera, es el Día Internacional del Barista.

Esta celebración no solo nos da una excusa para agradecer a esa persona que nos prepara el café perfecto cada mañana, sino que también es un homenaje a alguien muy especial:

Aquiles González Pereyra, una leyenda del barismo mexicano y un orgullo de la comunidad LGBT. ¿Quién no querría celebrar a alguien con ese legado?

Este día fue propuesto por Manuel García Estrada, director de Café Rococó y presidente de la Asociación de Creadores, como un tributo a Aquiles, que falleció el 1 de abril de 2014.

El objetivo es claro: poner en el centro de la conversación a los baristas, esos magos del café que hacen que cada taza no solo sea una bebida, sino toda una experiencia. Porque sí, detrás de cada espresso perfectamente preparado hay horas de dedicación y amor por el arte de servir café de calidad.

Y aunque esta celebración comenzó en México, poco a poco está ganando reconocimiento en otros países, porque, seamos sinceros, todos necesitamos a un buen barista en nuestras vidas.

Historia del Día Internacional del Café: Porque Claro, el Café Necesitaba un Día Propio

día del café

Ya sabemos que el Día Internacional del Café es básicamente una excusa global para tomarnos un café extra (o dos) sin sentirnos culpables. Pero, ¿alguna vez te has preguntado de dónde viene esta genial idea?

Porque el café ha estado salvando nuestras mañanas desde siempre, pero lo de tener un día oficial para celebrarlo… eso es más reciente, y, como todo en esta vida, tiene su historia.

Resulta que antes de que el café tuviera su gran momento de fama con el 1 de octubre, cada país cafetero iba a su bola, celebrando el café cuando mejor les parecía. Ya sabes, “mi país, mis reglas”. Pero en 2015, la Organización Internacional del Café (OIC) decidió que ya era hora de que todos nos pusiéramos de acuerdo y tuviéramos una gran fiesta global del café.

Así que, ¿por qué no el 1 de octubre? Coincidía con una exposición importante de la OIC, y de paso, podían juntar a todos los cafeteros para charlar sobre los retos y los logros de la industria.

Ya sabes, cosas importantes, pero también una oportunidad para tomarse más café.

La idea no era solo celebrar que todos somos adictos a esta bebida mágica (aunque eso es suficiente motivo, seamos sinceros), sino también resaltar que millones de personas dependen del café para vivir. Y no estamos hablando solo de los que lo bebemos como si nuestra vida dependiera de ello, sino de los agricultores que lo cultivan, muchos de ellos en países en desarrollo, donde el café es su sustento principal.

Ah, y también querían poner sobre la mesa un tema importante: cómo hacer que la industria sea sostenible, porque el mundo sin café sería un caos que ninguno de nosotros quiere imaginar.

Desde entonces, este día ha ido ganando popularidad, porque ¿quién no quiere celebrar el café?

Eventos por todo el mundo, catas, descuentos en cafeterías, seminarios online donde se habla del futuro del café… y, por supuesto, muchas fotos en Instagram de la gente mostrando su café con el hashtag de rigor. Y cada año, un tema nuevo para mantenernos interesados, como si necesitaran convencernos de que seguiríamos bebiendo café de todos modos.

Un Día para Reflexionar (y de paso, tomarnos otro café)

test cafetera express Delongui Dedica

El Día Mundial del Café es como el cumpleaños de tu bebida favorita, pero con menos pastel y más cafeína. Sí, claro, es el día perfecto para justificar esa tercera o cuarta taza que ya no necesitabas, pero también es una oportunidad para ponernos un poco reflexivos (aunque sea entre sorbo y sorbo). Y es que, detrás del café hay un montón de realidades menos glamorosas que solemos ignorar.

Vamos a ponernos serios (solo un segundo, lo prometo): el café que te estás tomando no creció solo. No es como esas plantas que le echas agua y mágicamente aparecen los granos. Millones de agricultores, en su mayoría en países en desarrollo, están lidiando con desafíos que ni te imaginas: precios injustos, clima impredecible, y para colmo, el maldito cambio climático. Y mientras nosotros estamos aquí disfrutando nuestro capuccino con leche de avena, ellos están viendo cómo las condiciones para cultivar empeoran.

Entonces, ¿qué podemos hacer?

No, no te voy a pedir que te conviertas en un experto en comercio justo ni que cambies tus hábitos de café de la noche a la mañana. Pero sí podrías empezar por elegir opciones más sostenibles. Sí, esas que dicen «apoyamos a los agricultores» en la etiqueta. Porque si no empezamos a cuidar de los que cultivan el café, un día podrías despertarte y descubrir que el café empieza a escasear. Y ahí sí que estaríamos en serios problemas.

Con los años, el Día Mundial del Café ha dejado de ser simplemente la mejor excusa para celebrar nuestra adicción diaria y se ha convertido en una especie de llamada de atención.

Es como si el café nos dijera: “Vale, me encanta que me ames, pero… ¿has pensado en cómo vas a hacer para que siga existiendo en el futuro?”.

Y claro, no es que ahora te pongas a plantar cafetos en el balcón (aunque sería divertido ver cómo lo intentas). La cuestión es que puedes hacer algo más sencillo: empezar a apoyar esas marcas de cafés de especialidad que lo están haciendo bien, las que respetan a los agricultores, al medioambiente, y que nos aseguran que habrá café para rato.

Y mientras haces eso, disfruta de tu café. Porque, sí, ese café que te tomas va más allá de solo despertarte o darte un empujón de energía. En realidad, estás siendo parte de algo mucho más grande. Un mundo con café para todos, hoy y en el futuro. Y si eso no te hace sentir bien, amigo, ya no sé qué lo hará.

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