Problemas en la cafetera superautomática Krups
Te compras una cafetera superautomática de 300 pavos pensando que por fin vas a dejar de pisar el bar de la esquina… y te sirve un espresso más triste que un lunes sin leche.
Ni crema, ni intensidad, ni alma. Y encima, empieza a parpadear como si fuese la nave nodriza de E.T.
¿Te suena?
Bienvenido al club. Porque aunque las superautomáticas prometen café de barista con solo apretar un botón (y muchas veces lo logran), también tienen sus días torcidos. Y sí, las Krups están entre las más populares… pero no se libran de los clásicos problemas.
Vamos a desmenuzar los problemas más comunes (y los que nadie te cuenta), cómo solucionarlos sin volverte loco y si de verdad merece la pena mantener viva la relación con tu Krups… o buscarte otra más fiel.
¿Preparado?… lo que viene no es un café descafeinado.
❗IMPORTANTE: Con este artículo no quiero dar a entender que Krups es mala marca, de hecho la incluyo en esta comparativa de las mejores cafeteras superautomáticas, la idea es recopilar problemas frecuentes y ayudar a solucionarlos. Como todas las marcas tienen modelos más problemáticos y modelos que dan muy buen resultado.
Índice de contenidos
1. Empecemos hablando de síntomas
Tú lo que querías era un espresso con cuerpo, de esos que se pueden masticar. Pero lo que te sale parece más bien el agua con la que aclaras los pinceles. Sin crema, sin intensidad, sin gracia. ¿Qué está pasando?
Primera pista: no es culpa del café… al menos no siempre.
Incluso con un grano mediocre y súper tostado (de esos que huelen a quemado desde la bolsa), una buena máquina debería sacar algo decente. Si tu Krups no lo consigue, hay que mirar adentro.
¿Y qué te vas a encontrar?
Muy probablemente, un infusor más sucio que el cajón de cables viejos. Esa pieza es el corazón del sistema: prensa el café, filtra, y decide si te despiertas con una sonrisa o con una mueca.
Los síntomas clásicos:
- Café aguado aunque le pongas molido fino.
- No hay crema ni aunque reces a San Barista.
- El chorro sale lento, desigual y sin presión.
¿Qué hacemos? Pues te toca desmontar, limpiar a fondo y volver a montar como Dios manda (tranquilo, te explicaré cómo sin cargarte nada).
Pero antes, ve preparando un trapo, porque lo que vas a encontrar dentro… puede que te sorprenda.
Cafetera que no hace café: ¿y ahora qué?
Le das al botón, suena un clack, un bzzz, parece que quiere… pero nada. Ni café, ni vapor, ni señales de vida más allá de unas luces parpadeantes que no entiendes.
Y claro, tú con cara de “me han quitado la mañana”.
¿Qué puede estar pasando?
El molinillo gira… pero no muele: Clásico fallo. O está atascado por café húmedo, o ha perdido fuerza. Si notas que el café no cae al infusor, toca desmontar la tolva y revisar. A veces con una buena limpieza basta. Otras… mejor cruzar los dedos.
Hace ruidos, pero no sale nada: Aquí hay dos sospechosos habituales: obstrucción en los conductos (sí, la cal es una asesina silenciosa) o el pistón del infusor no se mueve bien. En ambos casos, hay que abrir y limpiar. Si eres de los valientes, desmonta y revisa todo lo que parezca llevar líquido.
No detecta el agua, aunque esté lleno el depósito: Este es de los más absurdos: la boya que hace de sensor de nivel se queda pegada abajo. El sistema cree que no hay agua. ¿Solución temporal? Pegarle un meneo suave o incluso fijarla arriba con un imán o cuchillo de plástico, como hizo algún usuario harto de esperar repuestos.
Sale solo agua caliente por un tubo: No te has comprado una tetera. Si ves esto, probablemente el sistema de infusión no se activa porque está mal montado, atascado o roto. También puede ser una válvula desviadora que hace lo que le da la gana.
La clave está en desmontar con cabeza y revisar con calma. A veces es solo mugre acumulada. Otras, piezas flojas. Y en el peor de los casos… puede que haya llegado su jubilación anticipada.
Pero antes de enterrarla, dale una oportunidad. Porque muchas Krups, con una buena limpieza, vuelven a sacar ese espresso que te hizo pensar: “esto sí que es vida”.
Como ya sabrás, un problema muy habitual es usar granos torrefacto en las superautomáticas. Estos granos llevan azúcar que, al quemarse se carameliza y se pega al molinillo y tubos de la máquina.
No maltrates a tu máquina, compra un café de especialidad, no es comparable a uno de supermercado, y vas a ver cómo tu café en superautomática sube de nivel.
2. Los problemas más frecuentes de las superautomáticas Krups
En los anuncios todo es perfecto: café cremoso, limpieza automática, diseño compacto… pero con el uso real la historia cambia. Aquí van los problemas que se repiten con más frecuencia.
💧 Fugas por todos lados
Lo más comentado después de “no hace café”. Agua por la bandeja, por la base, por donde no debería salir nunca. A veces es una junta mal puesta. Otras, una manguera suelta. Y si el agua cae sobre componentes eléctricos… Houston, tenemos un problema. Y de los caros.
🔁 Programa de limpieza que nunca termina
Metes la pastilla, das al botón… y nada. La máquina se queda en bucle o simplemente ignora la pastilla como si fuera un caramelo. Lo peor es que, hasta que no lo hace, no te deja preparar café. Resultado: tú cabreado y sin café. Muchos acaban haciendo el truco de sacar la pastilla y rezar, pero no es plan a largo plazo.
🚨 Luces parpadeantes que no dicen nada claro
Una vez aprendes que “la luz roja intermitente con pitido” no significa alarma nuclear sino “vacía el depósito de posos”, puedes vivir tranquilo. Pero cuando todas las luces parpadean a la vez sin razón aparente… ahí empieza el sudoku. Y lo peor: el manual no ayuda.
🌀 Boquilla vaporizadora inútil
De entrada parece una buena idea: leche espumada en casa. Pero a los pocos meses, muchos dicen lo mismo: “solo calienta, ya no hace espuma”. Aunque limpies a conciencia, si la presión cae o el tubo se obstruye, adiós capuchinos. Y repararla… pues buena suerte.
🎛️ Café aguado o sin fuerza, incluso con buen grano
Aquí entramos en terreno delicado. Porque puede ser mala molienda, poca cantidad, infusor sucio o todo a la vez. Incluso hay quien dice que da igual lo que hagas, que la Krups nunca saca café “de verdad”. ¿Exageración? A veces sí, pero hay que reconocer que la intensidad no es su punto fuerte.
Errores frecuentes que puedes solucionar tú mismo (sin llamar al técnico)
Aquí va la parte que todos necesitamos: lo que sí puedes hacer tú sin volverte loco ni pagar un dineral. Porque a veces el problema no es tan grave como parece, pero claro… nadie te lo dice.
¿Luz de falta de agua aunque el depósito esté lleno?
Culpable habitual: la boya flotante del depósito. Esa bolita de plástico que debería subir cuando hay agua, pero se queda abajo como si nada. ¿Solución express? Limpiarla bien (suele tener verdín), o fijarla arriba temporalmente con un imán o algo de maña. No es elegante, pero funciona.
¿No saca crema en el espresso?
Aquí lo más común es un infusor lleno de residuos o mal lubricado. Desmonta, limpia la pantalla, la junta de goma y ponle grasa de silicona. El antes y después suele ser espectacular. También asegúrate de usar café en grano natural, no mezcla ni torrefacto (sí, eso influye más de lo que parece).
¿Se queda en bucle pidiendo limpieza?
A veces, lo que falla es que la pastilla de limpieza no llega al sitio correcto. Abre la compuerta, asegúrate de que cae al canal bien centrada. Si sigue igual, limpia los sensores o prueba a resetear la cafetera (mantén pulsado el botón de limpieza unos segundos, en algunos modelos funciona).
¿No espumea leche o sale vapor débil?
El tubo vaporizador puede estar obstruido. Desmóntalo (suele ir a presión o con un tornillito), límpialo por dentro con agua caliente y un alambre fino o el típico limpiador de boquillas. Si no espumea ni así, puede ser pérdida de presión en la bomba… y ahí ya depende de cuánto te quieras complicar.
¿Los botones no responden o el café no sale?
Muchas veces basta con desenchufar, esperar 30 segundos y volver a enchufar. También revisa si el depósito de posos está mal colocado o la bandeja no encaja bien: eso bloquea el sistema y no siempre te avisa.
Antes de entrar en pánico, revisa estas cosas. Muchas veces el problema es una tontería que con cinco minutos y algo de maña se resuelve. A veces lo único que necesita tu Krups es un poco de cariño y un destornillador.
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3. Desmontando la Krups: paso a paso sin cargártela
Llegamos al momento crítico: meterle mano a la Krups. Si ya estás harto de cafés flojos, luces de error y boquillas rebeldes, esto es lo que toca. Y sí, da respeto. Pero no te preocupes, que no vas a operar a corazón abierto… aunque a veces lo parezca.
Antes de empezar, lo básico:
- Desenchufa la cafetera. Suena obvio, pero más de uno ha terminado con un calambrazo por ir con prisas.
- Vacía el depósito de agua, el de posos y la tolva de café. Aquí todo estorba.
- Ten a mano un destornillador torx (sí, esos raros en forma de estrella). En serio, sin eso no haces nada.
¿Por dónde se empieza?
En modelos como la EA81 o EA810870, el infusor no está a la vista. Hay que desmontar la parte superior y lateral de la máquina. Y no, no es solo quitar una tapa: hay tornillos escondidos, clips malditos y pestañas que se rompen con solo mirarlas. Así que ve con cariño.
Una vez accedes al infusor:
- Cepillo, papel y paciencia. Vas a ver restos de café apelmazado, grasa rancia y zonas que parecen sacadas de una mina de carbón.
- Limpia bien las juntas, la pantalla y la famosa gomita negra que sella el sistema. Esa gomita es la diferencia entre crema o caldo, literal.
- Lubrica con grasa de silicona apta para alimentos. Nada de aceite de cocina ni vaselina, que luego vienen los disgustos.
¿Y el re-montaje? Pues como el IKEA, pero sin instrucciones. Por eso es clave hacer fotos mientras desmontas. Te lo agradecerás después, cuando tengas tres piezas sueltas y no recuerdes de dónde salieron.
Si lo haces bien, la diferencia se nota. Café más denso, crema real, y una máquina que parece resucitada. Si no lo haces… te tocará ver cómo tu cafetera va cayendo poco a poco en la rutina del “sí, pero no”.
4. La boquilla de vapor: un punto de fallo habitual
Te compras la Krups con ilusión, soñando con capuccinos caseros dignos de cafetería hipster. El primer día todo va bien: leche espumosa, crema densa, fotos para Instagram. Pero pasan unas semanas y… plot twist. El vaporizador empieza a fallar.
Espuma, ¿dónde estás?
De repente la leche solo se calienta. Nada de burbujas, nada de cuerpo. Y tú ahí, meneando la jarra con cara de ¿pero esto no era automático?. Muchas veces es porque la boquilla está sucia por dentro. Los restos de leche se solidifican rápido y bloquean el paso del vapor, así que adiós espuma.
Presión que se va de vacaciones
A veces sí sale vapor, pero tan flojito que apenas mueve la leche. ¿El culpable? Puede ser acumulación de cal o una fuga interna que hace que el vapor pierda fuerza antes de llegar al extremo de la boquilla.
Limpieza que nadie te enseñó a hacer bien
Muchos ni saben que hay que desmontar la boquilla y limpiar cada pieza. Y claro, en cuanto se acumula un poco de mugre… game over. Por fuera parece limpia, pero por dentro es un museo del lácteo seco.
Y si encima la temperatura baja…
Mal combo. Leche tibia, vapor flojo y cero espuma. Porque si el sistema térmico está sucio o falla, ni el mejor vaporizador hace magia.
Si tu Krups ha dejado de hacer espuma como antes, no eres tú. Es ella. Pero igual puedes darle una segunda juventud con una buena limpieza, una aguja fina y algo de paciencia. Si después de eso sigue sin levantar ni una burbuja… igual va siendo hora de cambiar la boquilla. O tus expectativas.
5. Modelos más problemáticos (y los que se salvan por los pelos)
Vale, no todas las Krups son iguales. Pero si te metes a leer foros, reseñas y vídeos de reparación, hay una cosa clara: algunos modelos han dado más guerra que otros. Y cuando decimos “guerra”, hablamos de fugas, errores que no desaparecen ni con exorcismo, y boquillas que dejan de espumar justo cuando más las necesitas.
Entre los más mencionados (para bien y para mal), están:
- Krups Roma EA810870: la más vendida… y la más criticada. Café aceptable cuando todo va bien, pero con tendencia a perder fuerza, hacer cafés aguados y tener problemas con la limpieza automática. Eso sí, su diseño compacto y su precio la salvan de la quema para muchos.
- EA81 (variante básica): más sencilla, con menos opciones de personalización. ¿Problemas? También los hay. Infusores atascados, sistemas de descalcificación que se quedan a medias, y luces parpadeantes.
- Modelos premium (con pantalla táctil, más ajustes, etc.): tienen mejor pinta, claro, pero el interior es prácticamente el mismo. O sea, mismos fallos, más caros. La diferencia real está en los extras y, a veces, en la estética. Pero mecánicamente, muchas comparten el mismo ADN (y los mismos dolores de cabeza).
Ahora bien, hay quien defiende estas máquinas con uñas y dientes. “Si la cuidas, va perfecta”. “Limpieza al día y café en grano de especialidad, y no falla”. Puede ser. Pero la realidad es que a partir del primer año, muchas empiezan a flaquear. Y ahí es donde toca decidir: ¿le meto mano… o le digo adiós?
En fin, si tu Krups empieza a fallar, tranquilo: no eres el único. La buena noticia es que, con un poco de maña, muchas veces se puede revivir.
6. Mantenimiento realista: lo que Krups no te cuenta
La teoría suena fácil: programa de limpieza automática, pastillita y listo. Pero luego llega la vida real y descubres que la limpieza automática… limpia lo justo. Vamos, que si solo confías en eso, en un año tu cafetera huele más a estanque que a espresso.
Lo que sí deberías hacer (y nadie hace)
Limpiar el infusor, engrasar las juntas, desatascar la boquilla de vapor, revisar la bandeja de goteo, limpiar los tubos de agua. Todo esto no te lo pone en el manual (o lo pone en letra pequeña), pero si no lo haces, prepárate para los fallos en cadena.
¿Y la limpieza automática?
Sirve, claro. Pero como un lavado rápido de coche. Para mantener la máquina a raya necesitas limpiezas profundas cada mes o dos, según el uso. Si eres de los que toma tres cafés al día, mejor no lo dejes para el año nuevo.
Qué productos usar
– Lubricante de silicona apto para alimentos.
– Pastillas desengrasantes compatibles con el sistema Krups.
– Líquido descalcificador (nada de vinagre, por Dios).
– Cepillo de dientes viejo o similar.
Todo eso en tu “kit de supervivencia Krups”.
Lo que nadie te dice es que mantener una superautomática sí lleva curro. Pero si no lo haces, no te quejes cuando empiece a gotear, pitar o hacer cafés más flojos que un té de sobre.
7. Servicio técnico: ¿solución o pesadilla?
He revisado cientos de opiniones. Unos dicen que les mandaron una nueva. Otros que su cafetera volvió peor que cuando la enviaron. Muchos se quejan del tiempo: semanas sin noticias, devoluciones incompletas, o respuestas que parecen sacadas de un chatbot con resaca.
💸 Reparar, ¿sale a cuenta?
Si está en garantía y tienes paciencia, inténtalo. Pero si el arreglo cuesta más de 100€, muchos optan por devolverla y cambiar de marca. Especialmente si el fallo es de molinillo, electrónica o fugas internas.
🔁 ¿Devolver o seguir luchando?
La clave está en el tiempo y el tipo de problema. Si lleva semanas fallando y ya la abriste tú, olvídate del SAT. Si apenas la usaste y falla sola, reclama fuerte. Amazon suele responder mejor que la propia marca.
La realidad es que el SAT de Krups no parece tener muy buena fama.
La conclusión es clara: no es mala cafetera… pero tampoco es para todo el mundo. Si no te importa desmontar y limpiar de vez en cuando, puede darte buenos ratos. Si no, acabarás odiándola más que al despertador.