Café con leche condensada: Receta fácil para un café bombón perfecto
Si eres de los que necesita un café para despertar pero también te tientan los postres, el café bombón es básicamente el mejor de los dos mundos. Un chute de espresso bien cargado con la dulzura pegajosa de la leche condensada.
¿Demasiado? Puede ser. ¿Adictivo? También.
Originario de Alicante, este café es la prueba de que el café no siempre tiene que ser amargo y serio.
Es fácil de hacer, se ve increíble en un vaso de cristal y, lo mejor de todo, no necesitas habilidades de barista. Solo café, leche condensada y la voluntad de darte un capricho. Vamos a ello.
Índice de contenidos
Ingredientes y materiales: lo básico para un café bombón perfecto
Para hacer un café bombón no necesitas equipo sofisticado ni técnicas avanzadas. Esto no es un flat white de especialidad, aquí venimos a disfrutar sin complicarnos la vida.
✅ Ingredientes
- Café espresso (o el más fuerte que puedas hacer) – Si tienes una cafetera espresso, genial. Si no, una moka, una prensa francesa o incluso un café soluble bien cargado servirán.
- Leche condensada – Cuanto más espesa y dulce, mejor. Aquí no hay medias tintas.
- (Opcional) Un poco de nata montada, cacao o canela si quieres ponerte creativo.
🔧 Materiales
- Un vaso de cristal – No es imprescindible, pero parte de la magia del café bombón es ver esas capas de café y leche condensada perfectamente separadas.
- Una cuchara – No para remover (¡error de novato!), sino para verter el café suavemente y que se mantenga en su sitio.
Listo. Ya tienes todo. Ahora solo queda prepararlo sin mezclarlo como un café normal. No vamos a arruinar el espectáculo visual, ¿verdad?
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Paso a paso: Cómo hacer un café bombón perfecto
Aquí no hay complicaciones. Tres pasos y listo. Eso sí, hazlo bien, que no queremos que acabe pareciendo un café con leche cualquiera.
Paso 1: Vierte la leche condensada
Coge tu vaso de cristal (sí, es importante para ver las capas) y añade una buena cucharada de leche condensada al fondo.
¿Cuánta? Depende de tu nivel de goloso, pero entre 20 y 40 g suele ser la medida estándar.
Paso 2: Prepara el café
Necesitas un espresso fuerte. Si tienes cafetera espresso, perfecto. Si no, una moka o una prensa francesa con café bien cargado también sirven.
Lo importante es que sea un café potente, porque la leche condensada ya se encargará de suavizarlo.
Paso 3: Vierte el café sobre la leche condensada (sin mezclar)
Aquí está el truco: viértelo con cuidado. Si lo echas de golpe, se mezclará y perderás ese efecto visual de dos capas. Usa una cuchara y deja caer el café suavemente sobre la leche condensada. El resultado: una base blanca cremosa y un café oscuro flotando encima.
Si lo haces en cafetera superautomática baja la salida del café para que caiga lo más bajo posible.
Justo antes de beberlo remuévelo con una cucharilla.
Paso 4: El toque final (opcional, pero recomendado)
Si quieres elevar la experiencia, añade un poco de nata montada y espolvorea cacao o canela por encima.
No es obligatorio, pero convierte un café bombón en un café de postre de otro nivel.
Ya está. Sin batidoras, sin espumas complicadas, ni otros inventos. Ahora solo falta decidir si lo tomas tal cual o lo mezclas antes de beber (aunque eso es otro debate).
🤚 Un consejo: Si usas un café amargo y de baja calidad ya puedes preparar un cubo entero de leche condensada. Mi consejo, usa un café de especialidad y me cuentas la diferencia.