Esta café ha viajado desde el corazón de África directo a nuestro tostador para conquistarnos con su personalidad exótica. Notas de plátano, mango y dulce de leche, y un final equilibrado y suave. Cuando lo pruebes entenderás por qué el café de Burundi tiene tantos fans.

No te dejes engañar, aunque este grano de café se haga pasar por un chico bueno, es todo un rebelde. No es un café muy intenso pero te aseguro que tiene mucho carácter. Tras su delicada acidez cítrica esconde un perfil con notas a chocolate, canela y regaliz… ¡totalmente inesperado!